domingo, 7 de abril de 2019

La seducción

Empezaré directamente aclarando mi idea sobre lo que es la seducción, para que no haya confusiones al respecto. Con seducción obviamente me refiero al juego entre dos personas que se sienten atraídas entre sí, o a la manera en la que intenta comportarse una persona que quiere que otra se fije en ella más intensamente que como de costumbre. Si eres de los (o las) que piensa que TODO vale para lograr el fin de que alguien beba los vientos por ti, entonces no es que no compartas mi idea sobre lo que es la seducción, es que creo directamente que no tienes ni puta idea de lo que es y la confundes con manipulación, las cosas como son. Entiendo perfectamente que eso puede ser porque te hayan hecho tanto daño que te hayas vuelto así por inercia, pero también creo que si te hubieras parado a pensar sobre el tema, a realmente darle vueltas y vueltas a la cabeza, a observar, experimentar, leer sobre el tema (hay mucha mierda, pero también es necesario comprender lo que no se ha de hacer, claro) y aprender de la experiencia, no habrías sentido tanto dolor. Al fin y al cabo, aunque lo parezca, lo más importante de tu vida no es lograr “tener” a esa persona que te trae loco, y si es así tienes un problema (y te entiendo perfectamente, soy carne y huesos igual que tú y sigo aprendiendo y tratando de interiorizar esa idea). Y si ya ni siquiera es una persona en concreto que te tiene desesperadito, si no que lo que buscas es estar con quien sea, pero no solo, tienes un problemón considerable, sí. Por supuesto me refiero a relaciones estables, no tengo nada en contra de la gente que sólo busca aventuras, siempre y cuando sean honestos consigo mismos y con los demás. Aunque el tema de necesitar compulsivamente relaciones esporádicas… En fin, no es lo que aquí me ocupa.

Así que, si eres de los o las que se hace una muesca en el cinturón cada vez que “triunfa” y tu valía personal depende de ello, no creo que encuentres nada que te interese en este post, pero si te apetece sigue leyendo, igual sí que sacas algo que te aproveche. Por supuesto, si eres de los que piensa que la técnica infalible para conquistar el corazón de esa “ragazza” es enviarle una foto de tu cimbrel al descubierto antes de decirle ni “hola, ¿qué tal?” (me parto de risa un momento, esperad), no sé qué coño haces leyendo esto antes de pedir cita con el psiquiatra.

Habiendo dejado claro lo anterior, entremos en materia… Escribiré desde el punto de vista heterosexual masculino, claro, es mi propia orientación sexual, pero muchas cosas de las que voy a hablar (probablemente la mayoría) se aplican de una manera u otra a la inversa o en relaciones que no sean hetero, supongo, ahí cada uno verá, esto es la manera en la que lo veo yo, solamente. Y recalco y repito, es mi opinión, ni soy sexólogo, ni psicólogo, ni ostento ninguna autoridad al respecto. Bueno sí, soy el dueño del blog.

Vamos. Veo cada vez más, sobre todo en las nuevas generaciones (joder, parezco el abuelo de Heidi hablando así y no tengo ni treinta), que estamos bastante perdidos en cuanto a este asunto se refiere. Más los hombres que las mujeres, pero algunas de vosotras también un poquito, aunque me voy a centrar más en nosotros. Bien… Empecemos por lo básico, lo que cualquiera te diría: sé tú mismo. Sí, es cierto, pero como en todo lo demás no lo entendemos bien. Si en un momento dado eres la peor versión posible de ti mismo (o de ti misma), créeme, no queremos ser eso. Tampoco tienes que intentar ser como nadie, agota mucho y nunca sale del todo por muy bien que se te de. El “sé tú mismo” se refiere a que seas tú, pero siempre en la mejor versión posible (sé de lo que hablo, sé distinguir muy bien mi peor versión de la mejor hasta la fecha, de hecho con las peores han venido las desgracias y con las mejores las maravillas). Todos sabemos que es complicado, no siempre estamos a tope de ánimo y todos necesitamos nuestros momentos de introspección, pero si quieres que esa persona se fije en ti o lo haga de otra manera, no queda otra. Por supuesto lo más importante es lo que sientas, el plano emocional, tu personalidad… Pero hablemos claro, las primeras impresiones causan un gran impacto, y lo primero que ve alguien de ti (normalmente) es tu apariencia. Personalmente no creo en eso de “pues mi prototipo de mujer es…”, “es que a mí me gustan más altos…” y demás afirmaciones de ese tipo. Cuando alguien tiene ese no sé qué te olvidas de prototipos y pijadas por el estilo. Cuando te hace experimentar ese cosquilleo que te sube desde el abdomen al pecho, cuando se te pone esa sonrisilla picarona en la cara al pensar en él o ella; cuanto notas esa euforia al pensar en cómo le empotrarías contra la pared… (perdón, es que tengo música puesta mientras escribo, está sonando Smooth de Carlos Santana y me vengo arriba…). En fin, ya sabéis a lo que me refiero. Pero la gente siempre se suele sentir atraída hacia nosotros cuando estamos en un buen momento, en una versión bastante buena de nosotros mismos, cuando nos gustamos y nos lo suda todo, lo que se suele decir, cuando más vas a tu bola… Cuidaos, sacaos el mejor partido, de eso se trata. En cuanto me enamores me pondrás hasta con los rulos en el pelo, el pijama cómodo y las braguitas de Hello Kitty, hasta me parecerá adorable un eructo tras un buen trago de coca cola, pero primero hay que llegar ahí. Tíos, lo mismo va por nosotros. Saquémonos el mejor partido, imagen, olor, sonido, sabor, tacto… Todo. No os metáis la mano en el pantalón para rascaros los cojones y cosas así, tened consideración.

Segundo, “la seguridad en ti mismo”. La seguridad en ti mismo no significa ser un arrogante, chulo, gilipollas de mierda, maleducado, creído… Ser canalla y juguetón no es lo mismo que ser un cabrón y tratar a la gente como a una mierda. La seguridad en ti mismo quiere decir que te sientes bien, que no hay algo que te suponga una amenaza o te inquiete. Que si te dicen NO entiendes perfectamente que no es algo personal, y sigues hablando con normalidad y educadamente, o te vas simplemente. Puede que no llegues a besar a esa chica, por supuesto nunca te meterás en una cama con ella (o al menos no para lo que piensas), pero si reaccionas como los típicos “¡eh, que sólo estaba siendo simpático!¡que en verdad eres fea!”… Mira, además de quedar como un niñato sin dos dedos de frente puedes perder la oportunidad de acabar teniendo una amiga alucinante. Sexo se puede tener con cualquiera, una buena y bonita amistad con muy poca gente. Lo mismo opino cuando una mujer se pone pesada y pesada, sin tener la más mínima gracia, yendo a machete y pasando completamente por alto las señales que dicen “no quiero ser maleducado contigo, me caes bien, pero no me atraes de esa manera, ni siquiera estoy entrando al juego, no he lanzado ninguna indirecta… Por favor, es incómodo”.
Tenemos el sentido de saber interpretar el lenguaje indirecto bastante atrofiado. O quizá no sabemos cómo lanzar indirectas, eso nos pasa a todos. Ahora bien, también hay que saber cuando una indirecta es apartada con educación y no lanzar otra más, y otra, y otra como si fuésemos una puta ametralladora. Sed creativos, flexibles, a lo mejor simplemente no era el momento, o está mal por algo que le ha pasado, o no hay suficiente confianza, no estreséis al prójimo. No me seáis “eres muy guapa, ¿sabes?, tienes unos ojos muy bonitos y unas orejitas muy monas, y unas pestañas que parecen mariposas ¡QUIÉREME POR FAVOR!”. Eso para seducir no. Matamos moscas a cañonazos, copón… No seamos babosos. No digo que esté de más alguna afirmación así cuando ya intuyes realmente que hay “algo” (pero por favor, lúcete un poco y dile que quieres comerte esos dos bombones que tiene entre los párpados en lugar de decir simplemente que tiene los ojos como el chocolate… Incluso un simple “me encanta cómo me miras” es mejor que un intento de piropo poético a medio gas), pero no empecemos la casa por el tejado. Primero educación, (esto es básico ya no sólo para este caso, si no en la vida), luego tiene que haber cierto nivel de confianza, ¿qué cómo sabes si has llegado a ese nivel? Prueba, lanza una indirecta, algo sutil pero que se pueda interpretar fácilmente, no te preocupes, si hasta ese momento alguien ha sido educado o educada contigo, obviará con buenas maneras esa indirecta, no pasa nada, no insistas, no al menos hasta que algo pueda hacerte pensar que hay más confianza o que tanto la otra persona como tú estáis a gusto hablando. Tampoco estés meses y meses así, llega un punto en el que hay que entender que simplemente esa persona no va a pensar en ti de ese modo. No pasa nada, eso es la seguridad, saber que no importa, que hay muchas más personas que te van a intrigar, con las que vas a vivir experiencias maravillosas y vas a madurar y crecer como persona. Sé que es difícil, pero las rabietas infantiles (sí, también a mí me han dado de esas) no solucionan nada. De hecho te hacen perder credibilidad como persona, te devuelven al nivel en el que empezaste (o incluso más atrás).

“Quiero que me haga reír…”. A ver… No quiere alguien que le cuente chistes o cosas graciosas constantemente, para eso ya tiene amigas o amigos con los que se parte siempre que sale. Esa risa a la que se refiere, esa tan específica, no es la que se hace sonora y visible en la boca, es una que se genera más adentro, en las entrañas. Más que risa es cosquilleo, ese rubor que sube y acelera el pulso y la respiración, esas ganas de más de eso que te hace especial. Por supuesto ser gracioso está bien, claro, pero no confundas la risa con “la risa” a la que se refiere la frase del principio de este párrafo.

“Que sea protector y sentirme segura a su lado…”. No, no quiere otro padre ni un guardián y por supuesto no eres dueño de nadie. ¿Crees que no puede valerse por sí misma? Venga, es muy probable que te pegue veinte vueltas en cuanto a saber sobre la vida se refiere. No quiere que la protejas, quiere sentirse protegida, no es lo mismo. Sentir seguridad es saber que no vas a hacer alguna gilipollez en el momento menos indicado y la vas a hacer pasar por un mal trago, ya sea comportándote como un gorila con alguien o abandonándola cuando más falta le hagas.
Por otro lado, aunque la sociedad quiera inculcarnos que somos nosotros los que hemos de aportar esa seguridad, la verdad es que se agradece mucho cuando también nos hacéis sentir seguros de nosotros mismos en los momentos clave. Ya veis, creo que la seguridad es cosa de dos.



De momento poco más que añadir, escuchad, prestad atención, fijaos, la otra persona es la mejor maestra. Y aunque sí hayan pautas que se repiten más generalmente, a fin de cuentas cada persona es un mundo.

Considero que los hombres que empiezan con la cantinela de “todas son unas zorras” no han entendido una puta mierda, ya no sobre ellas, si no sobre la vida. Al igual que me dan bastante vergüenza ajena aquellas mujeres que van con el “todos los tíos son unos cerdos y unos cabrones” escrito en la frente. Y todo viene por lo mismo. No tenemos ni puñetera idea sobre la seducción, no disfrutamos del viaje. Primero te ha de seducir la vida, tú mismo, y luego lo demás. Comprendo que hay cabrones y cabronas, gente tan vacía y tan miserable que van a jugar con otros y a dejarlos en la mierda sólo por creer que son mejores y sé el miedo que da volver a sufrir daño, por eso odio tanto a la gente que va en ese plan. Seducir es algo precioso, es excitante, maravilloso, es respirar acelerada y entrecortadamente, es vida, joder.
Jugar para divertirse con alguien y no a costa de alguien. Es maravilloso y me encanta, quien me conozca un poco lo sabe, y no necesariamente he de querer tener nada con alguien para ser juguetón, aunque si disfrutamos tanto jugando al final pueda surgir. Y cuando de verdad surge ya no hay más jugadores que tú y yo. Pero sólo lo hago si hay reciprocidad, si veo que esa otra persona quiere y también está disfrutando con el juego. No es difícil saber cuando alguien no está cómodo con una situación. El mundo no gira en torno a nuestro nardo o nuestra almejita, existen unas cositas maravillosas que se llaman emociones. Tenedlas en cuenta, las vuestras y las de los demás. No es complicado, la vista, el oído, el tacto, el olfato, el gusto… Utilizad los putos sentidos y el cerebro para procesarlo todo y veréis qué fácil es intuir. El único órgano que importa no es el de entre las piernas, aunque nos suela traer enormes alegrías.

Y por favor… Cuando os mire como si fuera a absorberos el alma por los ojos o a daros un guantazo para ver si espabiláis, no dudéis. Disfrutad.


Esto ha sido algo breve, el tema es muy interesante y me encanta hablar sobre ello, ya sea haciendo un monólogo como este o con alguien, sabiendo qué opina otra gente y compartiendo puntos de vista es como más se aprende y se enriquece uno. Quizá haga más entradas sobre este tema si se me ocurren otras cosas que señalar. De momento y para acabar citaré una frase de la película Hitch, de Will Smith…



“Nadie se despierta por la mañana pensando «ojala hoy no me enamore»”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario